Entrevista | Riveros: “Me alimento de la vida, no piso caminos en vano”

“Siempre me han gustado los cantantes que cantan una frase tremenda con toda el alma”


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo


Mauricio Riveros es chileno de nacimiento, latinoamericano de tradición y universal en la concepción de sus estrofas. Poeta y músico a partes iguales, tiene una habilidad excepcional para conjugar sutilezas versolibristas con acordes de profundo art/rock, lo cual le ha reportado la credibilidad propia de un artista de culto. Lo suyo no es gustar por gustar, es calar con un mensaje que deja marca, que invita a revisar ideas preconcebidas y dejarse llevar a ciertos estados emocionales. Los Tiempos De Ahora es su disco más reciente, y sin lugar a duda es su trabajo más potente y maduro. 

Entre el frenesí de los directos y la publicación de su tercer poemario titulado Geografía En Llamas, Riveros nos ha atendido gentilmente y el resultado ha sido una magnífica conversación que terminó convertida en una expedición a las habitaciones que conforman su universo artístico y personal. Para su lectura recomendamos colocar en bucle su larga duración, a un volumen pertinente, y simplemente permitir que la corriente haga el resto.  




Ricardo Portmán: Muchas gracias por atendernos. Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero tú apuestas por el presente ¿Podrían verse estos días de Los Tiempos De Ahora como una cima en tu carrera artística? 


Riveros: A pesar de lo que se ha dicho y escrito sobre el álbum, no siento que esté en la cúspide de mi carrera, y quizás sea porque siempre me estoy construyendo, siempre estoy pensando en el próximo paso mientras el anterior recién lo presento en público. Me gusta lo que afirmas sobre este disco porque costó mucho esfuerzo y tiempo, tomando rutas que se iban empinando; las del ensayo y el error, las de la pausa, la meditación y desconstrucción, para luego volver a levantar. Los elogios del disco los recibo con humildad, pero no me siento en la cima, aún tengo mucho que quiero entregar.

RP: ¿La poesía sigue siendo compatible con el rock n’ roll? 

R: Para mí sí, pues no me imagino escribiendo de otra manera, ni escribiendo una canción haciendo calzar palabras que no sienta. La música es un lenguaje de efectos inimaginables, y ya sabes lo que se dice de la poesía; que es el buen vestir de la palabra. Creo que más que con el rock n’ roll, siempre será compatible con la música para los artistas que tenemos un trasfondo, profundidad y una postura ante la vida; los que vamos con la canción urgente más allá de la moda.

RP: ¿Se ha perdido totalmente aquel viejo espíritu teatral de Morrison, Bowie/Ziggy Stardust y la Exploding Plastic Inevitable?

R: Lamentablemente, a veces pienso que sí. En mis inicios, a comienzos del 2000 en Chile, ser teatral en el escenario era una rareza, una anomalía, y la crítica no estaba preparada para entender mensajes entrelíneas, aunque el público sí. Exploté mi lado estético más glam por ese entonces, y nunca me sentí parte de una escena, y aun así cultivé mi propia audiencia. Creo que tiene que ver con el background de cada uno como artista, de a quienes vimos y escuchamos mientras nos formamos. Siempre será mucho más interesante ver a un artista que entregue un concepto, que tenga su propia mitología y la proyecte a través de ese espíritu que dices, y que hoy se ha diluido por muchísimos motivos.

RP: ¿Cuánto le debe la música popular del último medio siglo a Berthold Brecht?

R: Creo que hay décadas de música muy conscientes de esa herencia, de incorporar el dramatismo, o la crítica social con que Brecht marcó en las tablas y que tuvo, sin dudas, mucho impacto en otras ramas del arte. Pero ahora último hay bastante en la música popular de algo espontáneo, los que no saben quién les ha abierto la puerta. Pienso que es una corriente que no une a toda la música popular pues, hoy por hoy, hay muchos artistas que están ajenos a esos legados, y que están en la búsqueda de entregar algo más instantáneo que no sea muy complicado ni comprometedor, y que también es válido, aunque no sea particularmente la música que me interesa.

RP: ¿Qué le contestas a las voces que claman que el rock ha muerto?

R: El rock ni muere ni agoniza. Creo que es una fuerza de la naturaleza que siempre encuentra su camino, pero es un camino que no invita a cualquiera. El otro día leía una entrevista a Keith Richards donde decía cómo no entendía a los que estaban en este negocio y no sabían hacer sus propias canciones. Algo de culpa tiene la prensa musical, que le ha llamado rock a los que hacen cualquier otra cosa, y es a esos a los que esta fuerza de la naturaleza prefiere dejarlos pasar y nunca mirarlos de frente. Lo que se ha muerto es la industria. Los ejecutivos de los sellos ya no pueden pagarse viajes, ni lujos como antes con el dinero que hacían los artistas, aun cuando no tenían idea de música, eso es lo que murió, pero no el rock.


RP: En La Flor Inconforme cantas “No todos somos lo mismo / Yo no soy más de lo mismo”. En el árido panorama musical actual ¿Eres una voz que clama en el desierto?


R: Las intenciones de esa frase en esa canción eran otras, pero me alegra que siempre puedan tener otras lecturas, sobre todo cuando no están alejadas de lo que creo, como lo que mencionas tú. En mi país creo que fui un poco eso, porque tengo poco que ver con lo que suena allí; sé que soy más complejo y difícil de digerir que otros artistas, porque ni mi voz, ni mi poesía, ni mi estética se parece a algo que haya estado desde antes en el inconsciente colectivo, no me parezco a otro. Pero en otros países no soy una rareza. Mis discos han tenido una crítica sería y minuciosa en España, por ejemplo, donde han entendido mi entrega y me relacionan inmediatamente con mis referentes, que en su mayoría son de allí. También se me ha llamado “artista de culto” o “vanguardista”, y está mi relación con México, donde el público se conectó con mis canciones, y las usó para su corazón, pero me gusta la idea de ser una voz en el desierto antes que ser una voz que esté perdida en un mar de voces idénticas.

RP: Sobre tus fuentes ¿Cuáles son tus influencias musicales y literarias?

R: Mis influencias siempre vinieron de la canción sentida, de la interpretación profunda, y también del pop. Siempre me han gustado los cantantes que cantan una frase tremenda con toda el alma, también los que hicieron de su estética un ícono. En los libros, aprendí en la adolescencia de esa rabia empuñada en la pluma de Rimbaud en “Una temporada en el Infierno”, y fue allí cuando comencé a escribir, a la par de componer canciones. Por allí encontré la punta de mia madeja.

RP: Recuerdas ¿Cuál fue el primer disco que compraste y el primero que te marcó a fuego?

R: No recuerdo exactamente cuál fue el primer disco que compré, quizás porque siempre fui de tener muchos discos y de llegar a casa con varios al mismo tiempo, pero escuché un poco de todo al comienzo. Me gustaban bandas de glam rock de los ochentas, y después llegué a los que me marcaron realmente como; “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders form Mars” o “Hunky Dory” de Bowie, por ejemplo, que los escuché por años, años y años. También me definió el primer disco de Suede. Me impactó muchísimo cuando ese disco apareció. Amé las guitarras de Bernard Butler, y de Brett Anderson aprendí que podía ser todo lo ambiguo o atrevido que quisiera en el escenario y al mismo tiempo tener una lírica profunda.

RP: Tres discos con Truman (Sueños al oído, Lazos y Frío), cuatro como solista (las dos ediciones de La Verdad, El Eco Del Duelo y Los Tiempos De Ahora) ¿Qué alimenta los fuegos de tu maquinaria creativa? 

R: Nunca pienso en detenerme. No espero de los discos más que plasmar. También creo que no he podido grabar tan seguido como quisiera, porque siempre tengo una idea de nuevo álbum en la cabeza, pero los últimos años han estado bastante movidos como para poder tomarme el tiempo de parar y planificar. Me alimento de la vida, no piso caminos en vano, siempre estoy observando y aprendiendo, y así es como van naciendo mis canciones y mis discos.

RP: ¿Qué te llevó a probar como solista? ¿Se vuela mejor solo en esto de la música?

R: Tener una banda como Truman, por diez años, es un recuerdo que cargo con cariño y orgullo. Nunca me pregunté si debí haber acabado esa aventura antes, hasta ahora. Es cierto que ser solista me hizo avanzar más rápido artísticamente, porque ya no tuve que esperar que el resto se pusiera de acuerdo, o que propusiera. De hecho, mi primer disco solista se hizo de manera casi paralela al último de Truman, pero fue el mío fue el que me hizo dar un salto, un impulso inesperado, que quizás era el que el grupo sentía que merecía. Ser solista me ha permitido poder escoger a mis colaboradores en función no mía, si no de lo que necesita la canción, y eso es algo que no se puede hacer en un grupo, así que supongo que el vuelo ha sido distinto, pero también es cierto que ha sido más reconfortante.

RP: Un gran paso fue radicarte en México ¿Se sigue cumpliendo el viejo dicho que nadie es profeta en su tierra?

R: Después de todo lo que me ha pasado en México, podría afirmarlo. Pero no me hace guardar rencor con Chile, pues para cualquier músico allá es fácil estancarse o frustrarse. México me dio la chance de convertirme en otro artista, de ser entendido a otras escalas, de llegar con mis canciones a otras latitudes y de relacionarme con pares que han estado desde siempre entre mis discos favoritos, músicos que van en la misma dirección que yo. Eso no se puede hacer desde Chile, pues estamos muy lejos de todo.




RP: ¿Con cuáles expectativas afrontaste la grabación del álbum? 


R: Sólo plasmar. Quería tomarle una foto a una época de mi vida. Así es como hago mis discos. Primero quise hacer un álbum que sonara a un grupo, que era como comencé a gestarlo, y luego se fue transformando en el que soy ahora. Sabía que no era un disco fácil de hacer, pero estaba empeñado en lograrlo, aunque me tarde más de lo que esperaba, pero fue para mejor, y todo es por algo. Logré terminarlo en un momento adecuado y rodeado de los músicos más apropiados.

RP: Las sesiones de grabación de Los Tiempos De Ahora tuvieron un carácter itinerante (Santiago, el DF, Valle de Bravo, Zaragoza). Algún matiz aportaría este constante cambio de campamento… 

R: Si claro, es que ese carácter itinerante ha definido todo lo que hago desde que dejé Chile. Este disco comencé a componerlo en Santiago, inmediatamente cuando publiqué “La Verdad”. Y todo lo que vino después, especialmente en México, fue una prueba de fuego en muchos sentidos. Hubo cambios en mi manera de trabajar, de cómo y con quiénes lo haría en el futuro. Me hice de nuevo, y fue un cambio profundo, me conecté con mi yo más esencial, desapegado de todo, de lo material y lo sentimental, y luego de eso fue que recién pude lograr hacer el disco que hice.

RP: En el estudio contaste con un gran compañero de viaje: Alan Boguslavsky ¿Cómo se cruzaron vuestros caminos? ¿Qué tal se trabaja con Alan? 

R: Haberme encontrado con Alan fue una de las mejores cosas que me ha brindado esta carrera, y no sólo por la posibilidad de contar con un músico extraordinario, sino que además porque Alan se convirtió en un amigo a toda prueba, un apoyo clave en un momento de mi vida. Él se involucró con mucho entusiasmo, me iba a buscar a cualquier hora para mostrarme los avances que hacía. Trabajar con él es contar con una persona que vive y respira música, está todo el tiempo creando, y aunque todos sabemos que es una leyenda, un orgullo para el rock mexicano, es un hombre sumamente sencillo. El viene de vuelta, no se nubla con nimiedades que desconcentran a un músico que empieza, como la fama o sumar fans, y fue justo eso lo que nos conectó, porque a mí eso tampoco me quita el sueño. El hizo un trabajo precioso en mis canciones, y compartir giras y escenarios con él ha sido de mucho aprendizaje. Nos tenemos mucho cariño y una profunda admiración mutua.

RP: También participaron músicos de Las Novias, Niños del Brasil, Antonio Estación… ¿Cómo valoras sus aportes durante la grabación?  

R: Infinitamente. Cuando invité a Pedro a tocar el bajo le dejé libertad absoluta sobre sus arreglos, sólo le di una guía sencilla, y me gustó mucho su aporte en este disco, creo que se conectó muchísimo e hizo un trabajo exquisito. El caso de Antonio Estación, fue que estaba en mi círculo cercano, y yo sabía que Niños llevaba un rato sin tocar ni grabar, pero quería que participara en mi disco. Lo invité, se comprometió y sé que dio lo mejor de sí, porque se conectó con la onda de la canción. Estoy muy agradecido de haber podido tenerlos en el disco.

RP: De las doce canciones del disco ¿Cuál es la niña de tus ojos?

R: Todas me fascinan. Quizás las ultimas que compuse para el álbum como “Ártico” o “La misma luna” tenían un lugar predilecto en mi repertorio en directo, pues las toqué un par de veces antes de sacar el disco. Pero una vez terminado, es que me ha encantado todo, como si todas fueran nuevas canciones. Y ojo, que yo no soy de esos artistas que dicen que no escuchan sus propios discos. Yo si los oigo, y los disfruto como si no fuera yo el de la grabación.

RP: Con el álbum terminado en la mano ¿Qué sensación se te queda en el cuerpo?

R: Siento como si acabara de cruzar el mar a nado. Un poco de satisfacción y alivio. Alegría también, por poder mostrar de una vez al público esas canciones que me gustan tanto, y también de poder decirle a los músicos con los que trabajé: “Lo hicimos”.

RP: Ahora toca la promoción en la carretera. ¿Eres más de estudio o de directo?

R: Me encanta el escenario. En los últimos tres años he disfrutado mucho el presentar un show distinto en cada ocasión, y aunque no quiero comprometerme con un formato, si quiero mostrar el disco en ciudades que visité antes en México y donde prometí regresar, como San Luís Potosí, Hermosillo o Puebla, estoy ansioso por volver a tocar allí. 

RP: ¿Cómo ha sido la recepción del público y la prensa en tu regreso a Chile? ¿Sientes que Los Tiempos De Ahora ha sido valorado con justicia? 

R: De parte de los medios no. Es un poco porque en Chile casi no existe la prensa especializada y también porque no soy un artista que se entiende a primera vista. Lo mío siempre ha sido cautivar a un público más exigente, y ese es el que no encuentra algo que le interese en los medios masivos. El público allí me recuerda más por lo que hice con Truman, piden de vuelta mis trajes glam con plumas, y las canciones de esa época, pero en el último show que di allí recibieron con igual entusiasmo las canciones de mis discos en solitario. Mi encuentro con el público en Chile siempre es especial, siento su cariño cada vez que nos vemos de cerca, y eso es lo que para mí vale mucho más que lo que pueda o no decir la prensa local.

RP: El disco está dedicado a México ¿Qué tiene ese país que cala tan hondo?

R: Lo mío con México ha sido un beso prolongado, de esos que se no olvidan. Desde que me conecté con su público, me abrió brazos, puertas y ventanas, y la posibilidad de hacerme de nuevo. México es el lugar donde he escrito mis últimos trabajos, ha sido mi inspiración y mi refugio, y aunque yo ya traía un buen camino andado, hizo de mí el artista que hoy soy.  

RP: ¿Qué has tenido que dejarte en el camino para llegar a donde estas ahora?

R: Bastante de mi vida personal. He tenido que ser por mucho tiempo un artista 24/7, pero todo en la vida tiene precios; tuve que hacer más estrechos mis círculos íntimos, por ejemplo. Recién en el último año he podido dedicarme un poco más a mí como persona, de otros aspectos, de viajar sin tener que ir a actuar, a vivir un poco más no como artista, y ha sido otro renacer con fuerza, algo que extrañaba muchísimo.

RP: ¿Cuál es el siguiente destino artístico de Riveros? ¿El siguiente Everest?

R: Ahora acaba de salir mi tercer libro de poesía, se llama “Geografía en Llamas”, que es otra fotografía, fue otra manera de plasmarme, me gustaría salir a mostrar este disco y este libro en un show que mezclé ambos, algo como lo que hice con mi libro anterior. Eso es lo que está en mis planes. 

RP: Y la coda ¿A cuál artista regresarías de la muerte, en plenas facultades?


R: Uf, una complicada pregunta. Quizás a nadie. No me gustaría molestar a los que ya no están. Creo que de los que admiro, cada uno tuvo su tiempo y ya está creado el mito. Además, algunos podrían morirse otra vez al ver quienes están tributando sus obras. Mejor los dejamos descansar, y que la mejor manera de celebrarlos sea oyéndolos. 

RP: Muy agradecidos por tus palabras y tu tiempo. Te esperamos en la República Dominicana.
R: Gracias a ti. Espero poder estar allí pronto. Abrazos. |
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