Kim Deal: La entrevista de entrevistas a la musa alternativa

«Soy gran fan de la música»


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Kim Deal siempre ha ocupado el lugar indiscutible (junto a Kim Gordon de Sonic Youth) como musa de lo alternativo y pionera del poder femenino en una banda ostensiblemente testosterónica (¿se permite ese vocablo?) como Pixies. Con la eterna sombra de Black Francis rondándole, Deal se sacó de la chistera ese proyecto (en principio fugaz) llamado The Breeders, para terminar sacando un disco demoledor (Last Splash) y asentarse en una carrera propia, meritoria y particular. Sin embargo, lo quiera o no, los Pixies siempre estarán ahí para ser recordados y con ellos a su volátil bajista. Para acercarnos más al mito hemos querido compartir con vosotros esta entrevista que le concedió de Alan Pedder de Wears The Trousers en noviembre de 2012 (traducida por Frog2000). Kim habla de todo y mucho; eso siempre es de agradecer. Disfrutad.



«Por mucho que en “Wears The Trousers” nos encante quejarnos y refunfuñar sobre el reduccionismo y el pensamiento pasado de moda de esas infernales listas de «mujeres en el rock» que venden revistas como Rolling Stone anualmente, al menos les concedemos que consiguen acertar de forma invariable en un par de cosas. En este caso concreto: desplaza tu dedo por cualquiera de esas listas y el nombre de Kim Deal aparecerá en ella, ya sea en solitario (junto a efusivos elogios a los Pixies) o pegadito al nombre de su hermana gemela Kelley. Juntas mellaron de forma impresionante la conciencia de los años 90 al formar parte de Breeders con su lanzamiento de 1993 «Last Splash», que alcanzó el platino en ventas (aunque algunos podrían argumentar que “Pod”, de 1990, es aún mejor). Casi veinte años más tarde The Breeders tan sólo han publicado dos discos más (“Title TK”, en 2002, y “Mountain Battles”, en 2008), pero los nombres de Kim y Kelley Deal todavía tienen un gran peso que va mucho más allá de la mera nostalgia. Acostúmbrate a escuchar sus nombres en muchas ocasiones durante los próximos meses, en cuanto hagan efectivos los grandes planes y cambios que piensan llevar a cabo. En esta primera parte de la exclusiva y profunda entrevista que Alan Pedder le realizó por teléfono a Kim Deal (en la casa de sus padres en Dayton, Ohio), ella contó de qué iba todo.

En la primavera de 2011 la paciencia de Kim Deal finalmente se quebró. Después de ocho años de vivir con sus padres y ayudar a cuidar a su madre según progresaba el avanzado Alzheimer que padecía y empeoraba la memoria de la misma, la intensidad de la situación simplemente fue demasiado para ella. Después de haberse resistido por todos los medios a pedir ayuda hasta ese momento, en cuanto su padre también comenzó a mostrar signos de demencia, Kim también se dio cuenta de que afrontar la situación en solitario ya no era una opción aceptable. Necesitaba descansar. «Estaba mirando hacia afuera, mirando desde la casa y en ese momento me di cuenta», dice mientras el tono de su voz baja de intensidad a través de la línea de teléfono. «Pensé ¡a la mierda! ¡Me tengo que largar de una puta vez de aquí! Me sentía como si la situación me hubiese abrumado, ¿sabes?»

Después de haber hecho los arreglos necesarios para mantener cómodamente a sus padres, Kim decidió marcharse todo un año de Dayton para poderse centrarse de nuevo en la música. Cargó todos sus instrumentos y equipo en una furgoneta, y decidió conducir primero hacia Portland, Oregon, para visitar al batería de Breeders, José Medeles, y a su familia, antes de dirigirse por la 101 en dirección hacia Los Angeles. «Era como un hermoso sueño», dice ella, alargando las vocales para enfatizar el confort que le produjo la luz del sol californiano. «Ahora llevo en Ohio desde principios de octubre, y siento como si hubiese estado aquí desde hace décadas. Es oscuro, triste y estamos casi a cero grados. A veces pienso en Los Ángeles y me digo, «Dios, ¿realmente existe un lugar como Los Angeles? ¿Existe de verdad?».

Como alguien que ha recorrido el mundo varias veces y que ha cruzado América de una punta a otra por lo menos el triple, incluso Kim se sorprendió muchísimo de lo poco que conocía la ciudad. Durante el cambio de milenio, cuando estuvo viviendo en el Este de Los Ángeles durante una temporada, admite que realmente nunca había tenido ninguna conexión con la ciudad. «En primer lugar, East LA es diferente al verrrrrrrrdadero rollo que supone Los Ángeles», explica. «En segundo lugar, durante todo el tiempo que estuve viajando con los grupos, jamás exploré las ciudades donde tocábamos. Nunca fui ese tipo de persona que se va de gira y acude a todos los museos interesantes y toda esa mierda. Me quedaba bebiendo jodidamente en el bar, tío. Siempre estaba con resaca, tratando de subirme al autobús de alguna forma. Básicamente, esa fue toda mi vida».

Decidida a sacar el máximo provecho de su libertad provisional, alquiló un apartamento cerca de Echo Park. El propietario es una mujer que está importantemente relacionada con la industria del vino, dando la casualidad de que estaba en proceso de construir una bodega como escondite propio («Ella realmente adoraba Baco, ¡Dios mío! ¡Tenía estatuas de él por todas partes!»). Y fue allí donde Kim instaló su improvisado estudio. Aunque tenía un equipamiento simple que consistía en un viejo y destartalado Tascam-388 de 8 pistas («calidad para el consumidor, tan sólo funcionaban bien los “inputs”) y otra máquina Tascam de 16 pistas en cinta, sus amplificadores y sus guitarras favoritas sobre el suelo de piedra, la forma de hablar de ello de Kim da a entender que no podría haber sido más feliz. «El sonido era más bonito allí. Realmente me gustaba. No era como el que se puede producir en un garaje o en un sótano, de superficies más reflectantes, se podía obtener un “feedback” muy duro. La habitación era muy poco reflectante, pero la bodega estaba sin acabar, así que la superficie de las paredes era más porosa que como sería una pared normal, incluso una de ladrillo, por lo que también tenía cierta absorción de sonido».

A lo largo del año, con un parón de un mes producido por la gira “Lost Cities” de los Pixies, Kim se pasó horas allí abajo en la bodega, trabajando en las canciones, a veces con amigos, pero la mayoría del tiempo haciéndolo todo ella sola. Como probablemente podrás comprobar al echar un vistazo al equipo elegido, y debido a la notoria ausencia de un “laptop” entre el mismo para el estudio, a Kim le gusta mucho lo analógico. En varios puntos a lo largo de nuestra conversación terminábamos de nuevo en el tema de la elección entre la cinta o lo digital, y las anécdotas seguían fluyendo de forma continua. Como aquella vez en la que los Pixies cargaron el equipo en la furgoneta para su primera gira propiamente dicha de 1987, en la que presentaban su mini-LP para 4AD “Come On Pilgrim” y Frank Black (por supuesto, Kim lo llama Charles) se trajo consigo un reproductor de CD que le había regalado su novia de entonces (y ahora ex-esposa), Jean Walsh. “¡Nunca había oído hablar sobre que existía algo así!», chilla Kim. “Nos quedamos todos de pie, contemplándolo. Pensé que era un regalo formidable, no me malinterpretes, pero recuerdo que lo odié incluso entonces, porque cuando lo conectó inmediatamente me quedé como, “¡Tío, esto suena como una mierda!»

Kim tiene cuidado en señalar que esto no sólo son los gruñidos de un artista que se ha hecho mayor, sino que siempre ha pensado de la misma forma. «Es curioso, este problema que tengo con lo digital frente a lo analógico se manifiesta de formas diferentes. Siento que siempre estoy en el lado equivocado de lo que es la tecnología más avanzada. A mediados de los 90 se convirtió en todo problema, porque la gente comenzó a usar estas cintas digitales DA-88 y las cintas DAT, que siempre me sonaban como si las máquinas se hubiesen congelado. La gente agitaba los brazos y hablaba de cosas como las tasas de muestreo, y yo me quedaba como, “Eh, ¿no podemos usar una simple cinta? Luego, alrededor de 1999, todos los estudios de New York, incluso los más pequeños y oscuros, se deshicieron de esas máquinas. Puede que entrases y ahí tenías las cajas de embalaje llenas de poliespán por todo el local. Se podía oler el nuevo producto.»

Se puede ver muy bien de dónde proviene ella. Entiende que los ingenieros del estudio se entusiasmasen con las máquinas nuevas, y que la única manera de que pudiesen desarrollar sus habilidades era usándolas intensamente, pero quizás otra persona no estuviese demasiado dispuesta a someter sus mejores tomas de canciones a una tecnología que estaba sin probar. «Nunca estuve en contra suya, sino que estaba en contra de las personas que me hacían usarla y que me decían que era mejor que lo otro», dice Kim. «Pero de ahí es de donde yo provengo. Actualmente lo digital puede sonar increíble y creo que sencillamente seguirá mejorando. No se trata sólo del MP3, que tan solo fue una moda pasajera, creo que lo digital está yendo mucho más allá ahora mismo. Si ahora consigues un buen programador, si contratas gente que realmente se gaste un montón de dinero para conseguir los mejores plug-ins y esas cosas, puede sonar muy bien. Pero yo sigo estando en el otro lado, porque todavía tengo problemas con el tema digital.»

La opinión de Kim permanece inalterada después de experimentar con el ProTools mientras estuvo trabajando en el EP de Breeders, “Fate To Fatal”, en 2009. Ahora, cuando escucha de nuevo “The Last Time”, que cuenta con las voces grabadas de Mark Lanegan en su hogar y que fueron enviadas a través de Internet a Kim, que estaba en ese momento en Dayton, ella sigue convencida de que suena bastante tenue. «¡Ni siquiera suenan tan bien como las cosas que yo hago en mi cuatro pistas! Hay que aceptar que no soy una persona digital. Nunca me siento delante del ordenador para escuchar, o incluso escribir, música. La obra hay que sacarla con los músicos dentro de la habitación. Aquí no se trata de programar una batería, sino de que alguien trate de construir físicamente un ritmo y de que compruebe si funciona. Y cuando vamos al estudio adecuado, entramos y tocamos la canción completa de principio a final, sin modificarla…» Hace una pausa y luego se ríe. «A menos que haya un buen espacio en mitad de la canción y al final no nos convenza mucho. Entonces puede que volvamos a tocar mejor esa parte, y luego cortamos la cinta, la ponemos un poco de adhesivo por la mitad y unimos las dos piezas de cinta juntas de nuevo».

Y ahora hablemos sobre las nuevas canciones. Como siempre ha sido una “persona de grupos”, Kim comentó una vez que pensaba que tocar en solitario la pondría enferma, pero evidentemente las cosas han cambiado mucho. En lugar de elaborar un nuevo disco de Breeders, sabía que durante el tiempo que permaneciese en la Coste Oeste, intentaría grabar algo que se editase bajo su propio nombre, (“no es como si hubiese empezado a hacer una obra de las Breeders y luego me quedase en blanco sin saber qué hacer. Sabía bien que iba a hacer algo en solitario.”). El hecho de que Kelley estuviese ocupada con su propio proyecto: R. Ring (un duo con el guitarrista de Ampline, Mike Montgomery), y que tanto Jose como el bajista de las Breeders, Mando, estuviesen ocupados con sus labores paternas, en realidad hizo que las cosas fuesen más sencillas. “Cuando dije que estaba poniéndome mala, no es el tipo de enfermedad en el que estás pensando… la cosa que me estaba fastidiando era que estaba empezando a quedarme aterrorizada frente al hecho de tocar yo sola. Sencillamente siempre me han gustado mucho los grupos, siempre he querido formar parte de uno. Pero parece que ya no voy a “poder estar en uno” nunca más. Mando y Jose tienen familia y trabajos que les ocupan todo su tiempo, así que resulta difícil conseguir tiempo para ensayar todos juntos. Ahora las cosas son diferentes, así que he alquilado los servicios de algunas personas para que vengan y toquen conmigo. Y eso me parece bien. En realidad es algo bastante agradable.”

Mientras que no soy capaz de sacarle a Kim cómo suenan realmente sus nuevas canciones, aparte de comentar que ha grabado algunas canciones con una banda al completo y otras en las que sólo está ella con su guitarra, por lo menos me revela, como incitándome un poco, que el primer single en solitario ya está grabado y prensado en vinilo. De hecho, ella misma lo pondrá a la venta cuando toque en el evento «Nightmare Before Christmas» del All Tomorrow’s Parties durante este fin de semana, a petición de su gran amigo Steve Albini y de los demás miembros de Shellac, también organizadores del festival. Por un lado tenemos una canción que se llama «Walking With A Killer», y en el otro «Dirty Hessians». Es el primer lanzamiento de una planificada serie de singles de 7 pulgadas auto-editados, aunque los detalles más íntimos aún siguen concretándose. «Estuve pensando ¿por qué no voy a poder editar simplemente un single?» «¿Por qué no voy a poder sacar un EP?», Pero la gente me decía: «No, saca un disco completo», me explica adoptando un tono ligeramente maníaco. «Así que no sé qué hacer. ¡Estoy bastante confusa!»

Trabajar sin sello no es nada nuevo para Kim. En realidad, Kelley y ella se lanzaron a producir y promocionar por sí mismas el EP «Fate To Fatal», y se dieron cuenta de que todo el proceso era sorprendentemente agradable. Para alguien que no tiene mucho que ver con los ordenadores, sorprende bastante que me comente que le ha encantado trabajar con Tunecore para hacer que el EP se encuentre disponible online, asignando directamente los códigos ISRC. “Es algo diferente. Es la forma en la que la gente consume música en la actualidad. Recuerdo que yo estudiaba obsesiva y detenidamente los discos que me llegaban a las manos. Hacía cosas como reseguir con el dedo el logo del grupo en la portada del álbum para poder calcarlo en un cuaderno, para que éste tuviese un aspecto “cool” o lo que fuese. O me emborrachaba y sencillamente me quedaba allí, escuchando el disco tranquilamente en una habitación, preguntándome qué quería expresar el grupo. Cualquier de las cosas que te gusta hacer, seguro que en algún momento de tu vida ha habido cierta cantidad de tiempo en el que te has pasado escuchando un disco. No estoy diciendo que la gente ya no lo haga, o que era «mejor» cuando yo era adolescente, pero me imagino que si yo le preguntase a mi sobrina o a  quien fuese de su edad que se pasara un par de horas conmigo simplemente escuchando algunos discos, puede que me contestase: “¿Cómo te atreves a pedirme que dedique una parte tan enorme de mi tiempo en algo como eso?” ¡Eso es como hacer deberes! ¿¡no estarás loca!?»

Como lleva sobreviviendo en el negocio de la música desde hace 26 años, y por supuesto, lo que le queda, Kim es algo cauta a la hora de no ser malinterpretada o de que sus palabras se interpreten fuera de contexto, y frases como «Esto no es una queja, simplemente me estoy explicando» y «Yo no he dicho eso en absoluto», surgen un montón de veces mientras está charlando. Cuando habla de dinero, o más bien de la falta del mismo, es muy cuidadosa para no parecer una caricatura de “mira como paso mi día a día”. Los hechos son simples: con pocas excepciones la música no es rentable para tener una vida demasiado cómoda, sobre todo cuando estás en una banda. «Las cosas son diferentes ahora, y eso me parece bien, pero sí que te puede informar muy bien de la forma en la que yo hago las cosas. Al parecer, las únicas personas que trabajan en la música y que tienen mucho dinero, son aquellos que tienen patrocinadores o que promueven como marca su propia forma de vida. He oído hablar de que Kid Rock se está metiendo en el mundo de la cerveza, y recuerdo que cuando Jessica Simpson editó su primer CD de música country, comentó que le estaba muy agradecida a su línea de calzado, ya que tener ese negocio que le genera millones cada año, le permitía continuar haciendo música como hobby.”

Puede que Kim haya aceptado que es poco probable que se encuentre en una posición similar a la de Jessica alguna vez, o incluso en la posición del Sr. Rock, pero es difícil imaginar que Kim Deal llegue a ser alguien que haga música como hobby alguna vez. Nunca podrá tener su propio imperio de la moda, pero como los Pixies han descubierto durante los últimos años, lo viejo puede allanar el camino hacia lo nuevo. A Kim no le resulta ajeno negociar con el pasado, aun cuando esté centrada en el futuro. En la gira “Lost Cities» de octubre / noviembre de 2011, los Pixies retomaron el clásico LP Doolittle para tocarlo de principio a final en directo con mucho éxito. «Eso fue divertido. En un principio lo hicimos porque en 2009 era el 20 º aniversario del disco, y creo que ofrecimos un buen show, así que seguimos interpretándolo. Me gustó mucho hacer esos conciertos, pero no sé si alguna vez volveré a hacer algo parecido. Creo que esa fue la última vez.»

Hablando de aniversarios, es difícil pasar por alto el hecho de que “Last Splash” alcanzará esa misma efeméride en agosto de 2013. De hecho, Kim está muy entusiasmada con ello, revelando que no sólo The Breeders han estado hablando con 4AD sobre la reedición del vigésimo aniversario, sino que también la banda ya ha comenzado a ensayar para tocar el álbum en directo. «Kelley y yo empezamos a hablar sobre ello la pasada primavera, y desde entonces Josephine [Wiggs, que fue la bajista de los dos primeros discos] ha venido a Dayton desde New York para ensayarlos en mi sótano, y también Jim Macpherson [batería en “Last Splash”]. Ya lo hemos tocado de principio a fin y suena muy bien, así que creo que vamos a seguir adelante, ¡ahora, alguien tendrá que venir a vernos! «(Errr, ¡sí, por favor! ¿Dónde hay que firmar?)

Algunas personas pueden darse cuenta de que la tendencia en auge de reeditar los álbumes casi de forma arbitraria en cada hito significativo es algo que debería parar en algún momento. Se podría argumentar que esos movimientos son una jugada comercial disfrazada de nostalgia, y que rara vez agrega algún valor al producto, o incluso que devalúa la música. Eso es cierto en algunos casos, pero cuando las re-ediciones se hacen bien (como la maravillosa antología empaquetada que editó 4AD de Throwing Muses en 2011) no hay razón para dudar del compromiso de los artistas. Si bien los planes para la reedición de “Last Splash” todavía no han finalizado, Kim dice que han estado hablando de incluir el EP, difícil de conseguir, “Safari” (1992) – la única grabación de Breeders que incluye a Kelley Deal y Tanya Donelly, que había renunciado a formar parte del grupo en diciembre de 1991, así como un montón de demos y caras B de los tres singles del disco.

«De hecho, todos juntos hemos empezado a conseguir tanto material para el disco extra que nos hemos puesto a pensar: » espera, ¿se supone que aquí también deberíamos meter “Pod” [su debut de 1990]?” Así que de alguna manera teníamos que recordarnos que esto no es una reedición «antológica», que sólo tiene que tener lo que esté relacionado con “Last Splash”. Pero luego empezamos a pensar: “espera, tal vez deberíamos incluir sólo las cosas que hizo la misma formación que grabó el disco. Así que todavía estamos hablando sobre ello. Es un poco complicado, así que aún no sé que tendrá el empaquetado final.»

Al consultarle si los preparativos para la reedición del próximo año han vuelto a abrir o a profundizar en algún tipo de conexión emocional con “Last Splash”, Kim hace una pausa de un minuto. «Um. Bueno. Yeahhhh. Pero no es como en una de esas «películas de la tarde» ni nada de eso. Ya no tengo ese cálido flujo de nostalgia apoderándose de mí cuando alguien deja caer la aguja sobre la grabación. Nuh-uh. En primer lugar, ¡nunca estoy dentro de una habitación cuando eso sucede! Casi nunca puedo escuchar el disco en ningún sitio, pero Josephine dice que puede escucharlo por todo New York. Como por ejemplo, un día que entró en un “deli” y estaba sonando “Invisible Man”.

“En cierto modo”, dice Kim, “es algo bueno que hace veinte años no sintiéramos el disco como el principio de algo en particular, algo muy importante de nuestra vida.” “Last Splash” puede haber sido el mayor éxito de Breeders, pero su reputación ya se había establecido desde hacía tiempo. Sin embargo, a partir de ahora tal vez ella mire veinte años atrás antes de su aparición durante el próximo fin de semana en el ATP (su primer “performance” en solitario frente a una gran audiencia) y lo vea como alguna especie de nuevo comienzo. «Supongo que en realidad ahora me poniendo enferma, justo antes del show», comenta. «Quiero decir, tengo una hora entre Wire y Neurosis!»

Levanta su voz en un grito jubiloso. «Tío, ¡voy a tocar antes de Neurosis!, ¿has visto?! ¡Te acojonarías muchísimo si tú estuvieses en mi lugar! Seré como un cordero al que le están llevando al matadero. Sencillamente saldré gritando ¡Beeee, beeee!»

«Realmente me siento como si hubiese sufrido un accidente cerebro-vascular», anuncia Kim Deal con una carcajada. «Como si hace un par de meses hubiese tenido una accidente isquémico transitorio o algo así y me estuviese recuperando lentamente. Tan sólo puedo expresarme a través de estas grandes palabras inconexas. ¡Lo siento! ¡Oh, Dios mío!»

Más bromas. Al escuchar de nuevo la grabación de la llamada telefónica, parece como si nos hubiésemos pasado gran parte de la misma riéndonos. Kim Deal es una mujer divertida. Nuestra conversación discurre a través de todo tipo de temas, desde su beneplácito por la música de Prince («Nunca fui una chica de discotecas, pero siempre me gustaron sus canciones») hasta su dúo con Nina Nastasia [Ambas grabaron algunos temas, pero Kim no está segura si alguna vez llegarán a ver la luz] donde aniquilaron unas cuántas canciones country en la boda que celebró Steve Albini en Hawaii («Nos presentamos como «The Lay Easy», ¡Will Oldham comentó que era una de las experiencias más dolorosas que había sufrido alguna vez en su vida!») hasta sus salidas de farra por Los Angeles junto al ex batería de Hole, Patty Schemel, («tiene un montón de historias divertidas sobre Courtney…»). Kim es dulce y cariñosa con su padre, que a veces entra y sale de la habitación durante la conversación («Papá, ¡estoy al teléfono! Me está entrevistando un chico de Inglaterra… Inglaterra, sí», «¿Estás buscando el árbol de Navidad?»), y por lo general su estado de ánimo es muy bueno.

«Esa es la parte que no entiendo», dice ella cuando empezamos a charlar sobre su actuación en solitario durante este fin de semana en el «Nightmare Before Christmas» del All Tomorrow’s Parties. «¿¡Por qué querría alguien venir a verme!? No estoy siendo auto-crítica ni nada parecido, creo que sueno genial, me gusta escucharme, pero no puedo imaginarme por qué cualquier otra persona querría sentarse y escucharme en solitario».

Vamos a reflexionar sobre esto durante un minuto: la asociación de Kim con ATP se remonta hasta una década atrás, en 2002, cuando apenas tres semanas antes de lanzar su primer nuevo material desde hacía ocho largos años («Title TK», producido por Steve Albini), The Breeders viajaron hasta Camber Sands para tocar junto a viejos amigos y algunos otros grupos contemporáneos como Wire, Shellac, Will Oldham, Melt Banana y Low. Las críticas fueron positivas («Kim Deal es una jodida estrella de rock!» es un típico y nada inexacto ejemplo típico de reseña de la época), pero detrás de todos los escenarios, el par de fines de semana estaba resultando ser bastante desordenado y memorable.

«Honestamente, pensé que me iba a morir», dice Kim secamente. «Hacía mal tiempo. Muy, muy húmedo y lluvioso. ¡Y el viento! Y estuve bebiendo demasiado. Tomé muchos combinados, me puse enferma. Pero recuerdo muy bien el ATP de 2002. Kelley quemó uno de los bungalows, ¡fue bastante intenso! A veces hablamos sobre ello y ella me dice: ¡En realidad, tengo que darle las gracias a Barry [Hogan, co-fundador de ATP] nunca me dijo ni una mierda por lo que hice!»

Está bien documentado que a finales del año Kim había ingresado en rehabilitación por un problema con la bebida, pero eso sólo es una nota a pie de pagina. Sin duda, tampoco disuadió a Barry Hogan del hecho de ofrecerles a las Breeders al año siguiente la oportunidad de llevar a cabo su propia versión de la fiesta, una oferta a la que Kim se había negado varias veces. «Me sentía como si estuviese mucho más allá de mis capacidades, así que yo me quedaba como «¡Oh-ho Noooo! ¡Si pudiera ser capaz de hacer eso, también podría tener un trabajo a tiempo completo en cualquier otro sitio!»

«Creo que lo que me frenó fue ver cómo de implicados estaban los componentes de Shellac, comisariando la ATP de 2002. Estaban involucradísimos en todo: en la programación, en el programa, en el merchandising, en los pósters. Como personas son muy prácticos. Creo que incluso se involucraron en tomar la decisión de a cuántos grupos iban a pagar más o menos. A excepción de Cheap Trick, ¡que probablemente cobrarían lo que les pidiesen! se aseguraron de que a toda los artistas se les pagase lo mismo y todo ese tipo de cosas. Fue algo muy socialista».

Sin embargo Barry ni se inmutó, y después de la edición de «Mountain Battles» (2008) se aventuró de nuevo a consultar a Kim el mismo tema. Al principio seguía bastante reticente, pero cedió tan pronto como se dio cuenta de que todo lo que tenía que hacer era elegir a las bandas y que además podía sugerir cualquier nombre que ella quisiera. «Fue como decir: ¿Cuál es tu película favorita de todos los tiempos? ¡Pues vamos allá!… Como ¡Miiiiiiierrrrrrrrda! ¡Fue tan emocionante! En la lista escribí algo tan ridículo como Doris Day, y Jose [Medeles, batería de The Breeders] puso a Paul Motian, creo. En realidad Jose eligió un montón de cosas.»

Como suele pasar con cualquier lista, siempre habrá cosas de las que olvidas accidentalmente, y Kim admite que se daría de patadas debido a que se olvidó de algunas personas. No es que me importe tanto, porque lo que al principio parecía «que era como hacer un semestre de colegio”, al final resultó ser algo brillantemente divertido. Al celebrarse durante un fin de semana de mayo de 2009, The Breeders dejaron su propia marca en el festival con una actuación triunfal y con algunas colaboraciones improvisadas sobre el escenario. Además, la realización de los diferentes talleres fue todo un lujazo. «¿Viste el pastel que nos hicieron Barry y su esposa, Deborah, que también ayuda a dirigir ATP? Fueron a una panadería local a recrear la cúpula blanca del Butlins en un pastel y podías ver figuritas de ellos en la cúpula de bizcocho. Fue algo muy lindo.»

Otra ventaja de comisariar el festival fue, obviamente, tener la oportunidad de ver a un montón de viejos amigos, como Kristin Hersh y Dave Narcizo de Throwing Muses, con los que Kim trabó gran amistad durante la primera gira de Pixies por el Reino Unido. Las dos bandas ya eran conocidas en la escena musical de Boston, pero el hecho de compartir una furgoneta juntos durante la gira por UK los hizo ser mucho más cercanos. «Eran el grupo más divertido que yo haya conocido nunca, eran jodidamente ingeniosos y alegres», recuerda Kim. «Kristin es ella misma todo el tiempo. Y Tanya [Donelly, con quien Kim formaría más tarde The Breeders]… joder! Yo era como cualquier otro chico o chica, estaba dispuesta a perderme por ella, porque era una chica rubia muy bonita, hermosa e infantil, con unos grandes ojazos, y también hilarante e inteligente».

Sin embargo, como te diría cualquiera que haya estado un fin de semana en ATP, realmente es la gente que acude allí la que hace que la experiencia resulte ser como es. A lo mejor tiene algo que ver con el hecho de que los fans y los artistas permanecen tan cercanos al público durante un período de tres días, aunque también se respete. La gente rara vez es perjudicial o grosera con cualquiera de los intérpretes, porque saben que fácilmente podrían tropezarse con ellos una hora más tarde en la cola del «fish and chips». «Me he dado cuenta de eso», comenta Kim. «En otros festivales mucha gente acude hasta donde estás tú nerviosa y temblando, como si quisieran algo de ti, o viene alguien y te dice: «Amigo, soy tu mayor fan. Me encanta esa canción sobre la bolera [bowling ball] [en lugar de comentarle la de «Cannonball», el mayor «hit» de las Breeders], y yo me quedo como, «Esssssssspera un minuto!»

«Soy gran fan de la música. Y ya sabes, cuando veía a alguien que realmente me gustaba, si era alguien del que me sabía todas sus canciones, nunca me atrevía a hablar con él. Así que es gracioso, porque creo que la gente que va a la ATP se parece a mí. Son mi versión de lo que es normal (en realidad a ellos les gusta mucho la música) por lo que es más fácil pasar el rato con ellos durante ese fin de semana. Resulta sencillo, porque son como todo el mundo que conozco, básicamente tan sólo somos perdedores a los que les gusta la música. ¿Sabes lo que trato de decir?»

El bajista de Breeders, Mando Lopez, aún conserva algo de material grabado en vídeo de ese ATP y la banda tiene planeado sacarlo por medio de un documental. Ahora más o menos tienen la idea aparcada en alguna estantería, pero Kim sigue pensando que se llevará a cabo en algún momento («¿conoces algún buen editor?», bromea). Si es algo parecido a su primera película, «The Real Deal», que se hizo para la televisión holandesa en 2002, podremos ver otro montón de momentos divertidos y sinceros entre Kim y Kelley. Y también un poco de la buena y vieja disputa fraternal.

Hay un momento en dicho documental en el que Kelley está reflexionando sobre su infancia en Dayton, Ohio, y lo resume todo en dos palabras: “Eramos raras.” Y así es como recuerda Kim su última etapa como «teenager» de finales de los setenta, cuando estuvieron tocando por la zona donde vivían como dúo, con una guitarra acústica, bajo el nombre de «Kim & Kelley», interpretando bastantes versiones así como algunas canciones originales. Kim estuvo tocando en una larga lista de bares locales. En un restaurante de pescado. En una parada de camiones. «Esto es Dayton, Ohio. Y ya sabes, actuamos así porque no había bandas que nos quisieran en ellas. Los chicos no iban a tocar con una niñata de mierda en su banda, ¡de ninguna manera! Tal vez podría haber estado en uno de esos grupos tocando la pandereta o lo que fuese, pero era una verdadera escena de machos y por lo general, en lugares así no suele haber mucho espacio para las mujeres.”

Cuando la pregunto si en su lugar estuvo tentada de formar su propia banda formada por completo por chicas, Kim se ríe: «Yo nunca le pediría a alguien que tocase en una banda en función de si es chico o chica. Estoy seguro de que muchas de las mujeres de todos esos grupos que están compuestos sólo por chicas diría lo mismo. En mi opinión, cuando veo a un grupo formado completamente por chicas que están tocando lo que se supone que tiene que tocar una banda formada completamente por chicas, ya sabes, algo como «Girl Power», inmediatamente me parece que todo es como un truco, que se han juntado todas con una intención. No estoy diciendo que siempre sea el caso, pero cuando veo algo parecido no me gusta demasiado. Suelo tener esa reacción. ¿Qué puedo decir? Sospecho de las cosas. No quiero levantar mi puño y decir: ¡Girl Power! Tan sólo quiero levantarlo y gritar «¡La buena música al poder!” [Good Music Power!]»

Fuente: Alan Pedder / Wears The Trousers.

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